Me gustaría aprovechar esta oportunidad para compartir nuestras experiencias con la ELA, con el fin de concienciar y ofrecer apoyo a quienes estén atravesando situaciones similares.
Es importante reconocer que cada caso de ELA es único, por lo que mi relato no puede abarcar la totalidad de experiencias. Para ofrecer una visión más amplia, me basaré en información proveniente de la Fundacion luzón.
Además, compartiré cómo hemos enfrentado esta enfermedad en nuestro caso particular.
¿Qué es la ELA?
La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa rápidamente progresiva. Caracterizada por una pérdida gradual de las neuronas motoras (o motoneuronas) superiores e inferiores. Estas motoneuronas, que controlan el movimiento de la musculatura voluntaria; disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren.
La consecuencia de la desaparición de las neuronas motoras en la corteza cerebral; tronco del encéfalo y médula es una debilidad muscular que avanza amenazando gravemente la autonomía motora; la comunicación oral, la deglución y la respiración. Es decir, los pacientes comienzan a tener problemas en funciones básicas como caminar, tragar, hablar o levantarse de la cama.
Esclerosis Lateral Amiotrófica
La ELA avanza gradualmente provocando una atrofia muscular y la parálisis en casi todos los músculos del cuerpo. Característicamente, esta enfermedad no afecta a la musculatura ocular, al control de esfínteres ni a la sensibilidad cutánea.
Tampoco suele producir daños en la capacidad cognitiva del paciente; si bien aproximadamente un 10-15% puede presentar signos de demencia frontotemporal y en más del 35% de los casos se detectan signos de deterioro cognitivo.
A diferencia de lo que ocurre en otras enfermedades neurodegenerativas, la ELA no se caracteriza por producir una pérdida de la consciencia o la capacidad cognitiva del paciente.
Primeros síntomas
Voy a intentar recordar cómo sucedieron las cosas pero permitidme algunos errores que iré corrigiendo.
En enero de 2023 mi madre estaba paseando, como todas las tardes, a nuestro perro. Había quedado con una amiga y mientras esperaba, tropezó con un adoquín y cayó. Se hizo una pequeña herida, aunque fue rápidamente auxiliada por una persona que llamó a la ambulancia.
En los siguientes dos meses se sucedieron algunas caidas más. Hasta que en marzo la ingresaron en la Ruber Internacional de Madrid para hacerle un estudio completo por sospechas de lesion medular.
Fue entonces cuando ocurrieron dos sucesos. El primero una de las peores caidas cuando estaba en la cocina que le ocasionó una herida en la cara. Y la segunda fue el resultado del estudio que diagnosticaba a mamá de Ela.
Con esta nueva situación nos tuvimos que empezar a adaptar a lo que venía.
Empezamos a tener citas con el neurólogo, que nos explicó en qué consiste el ELA y lo que nos podiamos esperar de a futuro.
Como dije al principìo, cada ELA es distinto, la ELA de mi madre le afectó primero las piernas, por lo que nuestra primera adquisición fue un andador, el cual solucionó el problema de las caidas temporalmente.
Entonces vino una época medicamente más tranquila en lo que duró el verano, si bien mamá empeoraba poco a poco, con la ayuda del andador tenía independencia para hacer vida relativamente normal.
Tuvimos la suerte de que nos regalasen una cama articulada, que aunque en el momento parecía demasiado pronto, fue de gran ayuda más adelante.
Durante el verano hicimos incluso un plan de esos que nos ha gustado hacer de vacaciones que es ir a la sierra y pasear. Esto fue desde luego todo un reto, ahí nos dimos cuenta de lo poco adaptado que está para las personas con movilidad reducida. Aunque esto no impidió que dieramos lindos paseos por la sierra cantábrica.
Todo transcurría con cierta normalidad hasta septiembre, una mañana, cuando iba al baño, mi madre perdió el equilibrio